Crónica enviada por Santi Ongay, integrante del equipo y “superviviente” de la prueba. Nos hace partícipes de una de las pruebas mas duras de MTB
Viernes 21, 09:30h.
Los cuatro miembros del Team Ongay Brothers (Ramón, Dani, Jorge y Santi) nos dirigimos al briefing de la prueba. Comprobamos al llegar el gran nivel logístico de los equipos que llevaban material de primera, amplias autocaravanas e incluso un equipo de fisioterapeutas con su camilla, para soltar los músculos entre etapa y etapa.
Poco antes de comenzar, Ramón, encargado de realizar la primera de las 10 etapas que nos separaban del objetivo final, la llegada a Lisboa, se ve obligado a realizar un sobreesfuerzo enorme, al levantar una alcantarilla de más de 50 kg con los dedos, para recuperar las llaves de la furgoneta que llevábamos de apoyo, que se le habían escurrido al preparar su mochila. Nos da la mala noticia de que tiene un dolor fuerte en la espalda, y que le impedirá participar en la prueba de momento, por lo que casi sin tiempo, es Dani el que debe prepararse para esta primera etapa. Comienzan los imprevistos y aumentan los nervios!
Etapa 1. Las Rozas – Robledo de Chavela
Dani comienza la etapa saliendo en la parte de atrás del pelotón, cuando en un par de rotondas empieza a ser consciente del nivel de la prueba en la que nos habíamos embarcado. Solo 500metros y ya le costaba ver a gran parte de los participantes!
Mientras tanto los otros tres miembros del grupo, nos dirigimos tranquilamente hacia el final de la etapa donde realizaremos el relevo, cuando a mitad de camino recibimos la llamada de Dani, que nos obliga a volver a Las Rozas en busca de un GPS, ya que llega a la conclusión de que sin él nos sería muy difícil completar el resto del camino, siendo insuficiente la aplicación para los móviles que la organización nos había proporcionado. Con lo cual damos la vuelta camino a Las Rozas, contrarreloj, buscando un GPS y teniendo que descargarnos los tracks de las distintas pruebas. Tras tres horas y media de auténtico estrés, llegamos al relevo, solo 10 minutos antes que Dani, que llega entre los 12 últimos participantes. La etapa ha sido mucho más dura de lo esperado, con puertos de muchísima dificultad tanto técnica como debido al desnivel. De hecho varios equipos deben hacer las maletas por no pasar el primer tiempo de corte.
Etapa 2. Robledo de Chavela – Burgohondo
Tras pasarme el relevo, me dirijo rápidamente, ya con GPS, hacia la carretera que me llevaría al siguiente punto de control intentando coger a los participantes que nos preceden cuando tras un desvío soy consciente de que no llevamos los tracks correctos, lo que me obliga a parar y coger un móvil para poder guiarme. Una vez hecho esto y yendo a la cola de la carrera, mi móvil empieza a fallar, con lo cual no me queda más remedio que ir a rueda de los participantes que tengo delante, tras un gran esfuerzo por alcanzarlos. Estos llevan un ritmo superior al mío, con lo cual tengo dos opciones, o les sigo o nos retiramos, con lo que me vacío a lo largo de casi 70 Km de dificultad técnica superior a nada que hubiese hecho antes. Nunca había deseado tanto llegar a algún sitio, como en ese momento a la meta. Finalmente lo consigo con ayuda de dos participantes, que nos acompañarían el resto de la carrera.
Etapa 3. Burgohondo – Navalperal de Tormes
Dani vuelve a salir con el relevo tras unas horas de descanso para hacer su segunda etapa, esta vez terminando de noche. Como no teníamos señal GPS, el resto del equipo debimos guiarlo por algunas carreteras, siguiendo a varios participantes para ver que desvíos cogían y posteriormente indicárselos a nuestro hermano. Eran unas condiciones muy precarias pero las ganas de continuar y de no defraudar al resto del equipo nos daban alas para seguir adelante pese a las dificultades. Las dificultades para orientarse eran muy altas como muestra que más de 10 equipos se perdieron entre los caminos y bosques de la zona.
Tras engancharse a un grupo de tres corredores, Dani finalizó la etapa sobre las 3:00 de la mañana, con una buena carga de kilómetros de gran dificultad en las piernas.
Etapa 4. Navalperal de Tormes – Navaconcejo
En esta ocasión era Jorge el que debía completar la etapa. Siendo el que menos kilómetros de bicicleta llevaba en las piernas antes de comenzar esta aventura, confiábamos en su buena forma física para superar las dificultades, que sin duda le esperaban a lo largo de los más de 75 km que le esperaban por delante, en una etapa nocturna, consistente en una gran pendiente inicial, para luego descender por un rápido terreno muy técnico.
Las sensaciones de Jorge al llegar al final de su etapa habían sido muy buenas, lo que alentó en gran medida al resto del equipo, que afrontaba ya el ecuador de la prueba.
Etapa 5. Navaconcejo – Cañaveral
Ahora era Ramón, el mayor de los hermanos, al que le tocaba el turno. Pese a la incertidumbre de lo que pasaría con su lesión de espalda, nos veíamos en la obligación de cederle el relevo, ya que las fuerzas del resto de miembros empezaban a flaquear, pensando en todo lo que nos quedaba por delante. El pensamiento era que si Ramón lo conseguía, nada se nos pondría por delante hasta la meta final de Lisboa. Además la organización nos había comentado que a partir de aquí, la dificultad técnica de la prueba descendía considerablemente. Quizás fuera así en cuanto a lo técnico, pero no nos imaginábamos lo que nos quedaría aún por sufrir.
Varios imprevistos en las condiciones del terreno, habían obligado a la organización, a realizar algunos recortes en esta etapa para mantener la seguridad de los corredores y no hacer aún más complicado de lo que ya era de por sí, la culminación de la etapa, pero el GPS no nos indicó los cambios, lo que obligó a Ramón y a su compañero Albert, a pasar por innumerables dificultades como una inundación en la cual Ramón se cayó llenándose de lodo hasta el cuello,resultando muy llamativa su llegada en una etapa especialmente seca y él completamente empapado. Por si todo esto no era suficiente, la organización les había preparado un último kilómetro con un desnivel fuera de lo normal, que llevó las piernas al límite.Ramón me entregó el relevo tras una dura etapa de más de 5 horas, con aparentes buenas sensaciones, pero sin duda sorprendido por la dureza de varios tramos de la etapa.
Etapa 6. Cañaveral – Alcántara
Poco antes de salir hacia una etapa en principio sin gran dificultad técnica, con varios tramos de carretera, lo cual me hacía pensar que sería mucho más plácida que la anterior, mi compañero de viaje, Ali perteneciente al equipo Iberian Riders que venían completando las etapas codo con codo junto a nosotros, me comenta que le ha dicho la organización, que bien podría ser esta la etapa reina, debido a las pendientes y las altísimas temperaturas a las que nos tendríamos que enfrentar a lo largo del recorrido, lo que me inquieta nuevamente. Nada más lejos de la realidad. Tras 50 km de durísimas subidas por la estepa extremeña bajo un sol que parecía abofetearnos cada 5 minutos con fuertes golpes de calor, mi compañero desfallece y empieza a temer por su continuidad en la prueba, lo cual nos dejaba también a nosotros con pié y medio fuera debido a la inestimable ayuda que nos estaban proporcionando, además de servirnos de guía con su GPS. Todo esto me lleva a realizar un esfuerzo muy por encima de mis posibilidades, lo cual creo que fue posible por tener la cabeza puesta en mi compañero, sin parar a pensar en cual era mi estado físico. Finalmente conseguimos llegar al final de una prueba en la que la organización se vió obligada a rescatar a 11 participantes debido a la deshidratación. Cada etapa finalizada empezaba a ser toda una épica para nuestro equipo. Y todavía quedaba mucho por padecer.
Etapa 7. Alcántara – Cedillo
Dani afrontaría su tercera y en principio última etapa de la prueba para él. Con un paisaje árido y muy seco, debía finalizar la etapa en la frontera del país vecino. La etapa transcurría tranquila hasta el kilómetro 40 en el cual una caída dejaba su codo derecho muy dolorido, lo cual no le impidió sacar fuerzas de flaqueza, impulsado por el orgullo y las ganas de llegar a completar otra etapa más de esta impresionante carrera. Al llegar Dani a Cedillo, necesitó asistencia de la ambulancia que esperaba en el punto de relevo, ya que su codo izquierdo parecía haberse dislocado, lo que finalmente no fue más que líquido sinovial, como nos confirmaron mas tarde en un centro médico cercano. Aunque con poco tiempo de margen para el cierre de carrera, estábamos en la octava!!
Etapa 8. Cedillo – Ponte de Sor
Jorge es el encargado de realizar la etapa 8 que nos acercaría aún más a nuestro objetivo, que casi empezábamos a creer que era posible. Una larga etapa de más de 85 kilómetros le separaban del siguiente punto de relevo. Desde la furgoneta, el resto del equipo nos habíamos acostumbrado a que no recibir noticias de nuestro hermano en carrera eran buenas noticias, ya que indicaba que no atravesaba dificultades insalvables, cuando sonó el teléfono. Era Jorge, que nos comenta que está en el kilómetro 40 y tras una caída ha roto el sillín y no es posible arreglarlo, con lo que se las tiene que arreglar para forrarse el culote con lo que se va encontrando por la carretera, como un saco de plástico que contenía escombros en una finca colindante. Ya no nos podían pasar más cosas. Si Jorge llegaba, lo teníamos en nuestras manos. Quedaba poco más de una hora para el cierre de control, y esperábamos que estuviesen a punto de llegar cuando recibimos otra llamada de Jorge. Se han desviado del recorrido, lo que les obligaba a recorrer 15 km más para llegar a la meta. El tiempo apremia.Finalmente lo consiguen. Nos faltaban 2 etapas para Lisboa.
Etapa 9. Ponte de Sor – Coruche
Allá va Ramón. 86 km de durísimas pistas sin asfaltar con innumerables piedras que hacían que el dolor tanto en glúteos como en muñecas fuera un hándicap importante, además de las dificultad de atravesar grandes bancos de arena, que hacían clavarse en seco la bicicleta y obligaba en muchas ocasiones a bajarse y caminar, y obligados a ganarle tiempo al crono para afrontar con mayor margen la última etapa. Todo ello bajo un sol y una temperatura altísima que no dejaban de incidir durante las 5 horas largas que duraba la etapa. De nuevo muchos contratiempos se les ponían por delante, como varias averías mecánicas, con la dificultad añadida de no haber ninguna ayuda en las inmediaciones debido a lo abrupto del terreno. Les esperaban otra vez unos kilómetros finales de auténtico infarto. Con todo esto consiguen llegar al final ganándole 15 minutos al crono, que nos vendrían fenomenal para tener más tranquilidad en la última etapa.
Etapa 10. Coruche – Lisboa
Me corresponde el honor y la presión de afrontar la última etapa que nos llevaría a culminar la machada. 98 km nos separaban de Lisboa. Ya no importaba si las pistas eran duras o no (que vaya si lo eran), ni si la etapa final estaba cerca de los 100 km. Lo único que teníamos en mente era la meta; el Parque de las Naciones de Lisboa. Un marco espectacular para culminar esta experiencia, que recordaremos el resto de nuestra vida y que sin duda ha servido para unirnos aún más si cabe a los 4. La llegada a meta como no, inolvidable; los 4 miembros del equipo recorriendo los últimos metros abrazados, bajo los focos que iluminaban la noche Lisboeta y que apuntaban directamente hacia nosotros, y en el centro de las miradas de los organizadores y fotógrafos de esta carrera que siempre recordaremos. Gracias a Carma Bike por su ayuda para completar este reto. Sin ellos nada de esto habría sido posible.